Cada 31 de octubre se celebra con una jarana de "rompe y raja" el Día de la Canción Criolla. Esta fecha fue instituida por el Presidente Manuel Prado y Ugarteche, y desde entonces, los festejos no paran y han pasado de los callejones de un solo caño -que hoy son pocos- a cada rincón, donde se respira amor por nuestra música.
El vals peruano, que tiene origen en el vals europeo, surge en Lima. La gente humilde la veía bailar a la aristocracia limeña antigua al compás del vals europeo en salones grandes y elegantes.
Desde allí viene nuestro vals, que es de casa chica, de callejones, de pasos mas cortos, de guitarra y de voz, y de bailarines que no se separan ni un instante, pero también de gente muy inspirada en los aspectos poético y musical.
Hacia 1925 emerge de los Barrios Altos, Felipe Pinglo Alva, exponente maximo de la cancion criolla. Luego vendrian otros grandes compositores e interpretes como Pedro Espinel, el "Rey de la Polka Peruana", Chabuca Granda, Mario Cavagnaro, Manuel "Chato" Raygada, Augusto Polo Campos, El "Cholo" Berrocal, Manuel Acosta Ojeda, Luis Abanto Morales, Arturo "Zambo" Cavero, Oscar Aviles y Lucha Reyes, quien incluso falleció un 31 de octubre como si se rindiera a la música que le alegraba el alma. Todos ellos pusieron a la música criolla en lo mas alto.
Sin embargo, hablar de criollismo no es circunscribirse solo a la música, sino también a una serie de expresiones culturales que tienen igual o mas distinción como nuestros caballos de paso de gran garbo y talante y la cocina peruana. Por eso, no se pueden dejar de lado los sabrosos y tradicionales manjares como la "tripulina" y el "ranfañote", cuyos nombres, ya muy pocos recuerdan pero que, a la usanza de antaño, se siguen preparando en contados lugares de Lima.
Felipe Pinglo y Pedro Espinel |
Fuente:
Trome, Edicion Impresa, 29 de octubre de 2010
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