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martes, diciembre 11

¿El balcón mas antiguo de Lima?

Para muchos turistas y transeúntes de la Plaza Mayor de Lima, el balcón de la casa ubicada en la esquina de los jirones Carabaya y Junín, es el "mas antiguo de Lima". Esta aseveración tal vez provenga de antiguas guías históricas como la del Arq. Hector Velarde, que en su obra "Itinerarios de Lima" al describir la Plaza de Armas menciona como monumento "autentico de la época colonial" el balcón de la llamada "Posada del Oidor". Pero, ¿es realmente tan antiguo este balcón?


domingo, enero 14

Balcones de Lima

Llamados comúnmente "coloniales" o "republicanos", nuestros balcones tienen un estilo, y son el reflejo del pensamiento social de cada época, ademas de ser el símbolo arquitectónico de nuestra ciudad. En cada imagen, una aproximación a la manera correcta de llamarlos, por su estilo, y otros  datos y elementos a tener en cuenta para identificarlos correctamente.


jueves, marzo 10

El final de un balcón limeño (1961)

En la esquina de las calles Plateros de San Pedro y Bodegones (actual esquina de jirones Carabaya y Ucayali), existió hasta 1961 un balcón que era parte de una casa que ademas tenia un pintoresco mirador de tres cuerpos, del cual ya hemos hablado en un artículo pasado. Viejos recortes de periódico nos cuentan como es que desapareció completamente el balcón de esa esquina.

jueves, junio 12

Personajes de Lima: Bruno Roselli, un enamorado de los balcones limeños

Hoy que día a día vemos como la fisonomía de nuestra ciudad va cambiando, de sus edificaciones históricas cada vez mas descuidadas a modernos edificios minimalistas, y balcones que en su gran mayoría se encuentran en mal estado, no podemos dejar de recordar a personas que dieron su tiempo y dinero sin esperar nada a cambio por mantener viva nuestra historia y arquitectura tradicional. Y si pensamos en que personas así fueron de otro país y no peruanos, nuestra admiración crece muchísimo mas. Uno de ellos fue el profesor italiano Bruno Roselli. El periodista Cesar Levano le hizo un reportaje el año 1963 para la revista Caretas, y en este articulo lo publico.


Lima es su Dulcinea

"¡Maleantes! ¡Asesinos!". El señor gritó diez, quince veces las mismas palabras. Para quienes lo vieron, hace cinco años vociferar con los ojos desorbitados, con las guías de los bigotes tensas, la primera reflexión debe haber sido: "a este anciano cuando menos le han robado una cartera, quizás si hasta lo han golpeado".

Bruno Roselli, florentino, catedrático de historia del arte, no había sufrido en realidad ningún daño económico ni corporal. Le había ocurrido algo peor: había visto como se intentaba destruir un balcón. Fue la primera vez que contemplo cosa tan terrible y desde entonces no ha cesado de oponerse a todos los desmanes, agravios y entuertos que se intenta cometer con los balcones de la capital.

"Estos amores seniles son terribles", confiesa. Contra quienes intentan destruir a los balcones es un verdadero diablo de enemigo. Pone en ello pasión algo más que florentina, astucia que tiene de maquiavélica. Encuentra respaldos imprevistos, junta gentes cultas, conquista familiares de grandes propietarios, grita, ruega, jura, amenaza con escándalos, remolínea el bastón...

(Foto: Caretas)

Roselli es un visionario de los balcones, un alucinado Quijote de la tradición limeña. Tiene autoridad para opinar como que es profesor de arte desde hace 50 años. En el Vassar Collegue, la universidad para mujeres más famosa de los Estados Unidos, enseñó a más de una hija de nobles europeos y millonarios de este hemisferio. En los días de la Primera Guerra Mundial, el subteniente Bruno Rosseli libro gran campaña oratoria en los Estados Unidos para obligar a que he dicho país ingresará en la contienda. Poco después tuvo una discusión con él entonces diputado Benito Mussolini. Fue en el comedor de un restaurante romano:

- Nosotros vamos a tomar Roma, decía en voz alta el futuro Duce.
- Eso es algo que yo no lo creo.
- Detesto a los profesores...
- ...pero mas lo detesto a usted porque no cree en algo que es seguro.
- No hable tonterías. Yo he venido aquí por algo muy concreto, a comer.

Años después, cuando su corazón estaba ocupado por una de las mayores pasiones de su vida, la excavación de las ruinas de Leptis Magna, en Libia, acudió al despacho de Mussolini. No buscó a ningún jerarca fascista para llegar al dictador. Fue directamente, y envió a este una tarjeta en la que se leía: "el profesor con quien usted discutió hace varios años en un hotel romano". Parece que el gesto agrado al Duce, puesto que le hizo pasar y le concedió fondos para los trabajos arqueológicos, en lugar de enviarle a sus matones de los "fasci di combatimento" o hacerle tragar una dosis de aceite de ricino.

Ahora, pese a los años, mantiene el vigor físico necesario para defender los balcones. A menudo se le ve por el centro de Lima husmeando traiciones antibalconianas, gestionando en el Municipio, visitando redacciones de periódicos. Su horario, según lo pudimos establecer precio control riguroso, comienza a las siete de la mañana y termina alas nueve de la noche. Los domingos los dedica a la inspección de la ciudad.

Las Limeñas y el Balcón

"Yo no digo que haya que salvar a los balcones en toda la extensión de la ciudad, ni que sea preciso dejarlos necesariamente en donde están. Lo que deseo es impedir la destrucción de todos y cada uno de los balcones porque representan un interesentasimo tipo de arte. Lima es conocida en los libros de historia, en las enciclopedias, como la ciudad de los balcones. Eso es lo que adoro: las fachadas con sus balcones. Pero ahora estamos a punto de quedarnos sin ninguno. No podemos permitir que continué la masacre".

Estamos en la Quinta Heeren, un bello monumento arquitectónico levantando en los primeros años de la República. Recorremos las sendas de la quinta en el claroscuro del sol y de los arboles. Un sagrado respeto por el pasado limeño nos invade mientras conversamos con este italiano peruanista. Hay que bajar una breve escalinata, y antes de hacerlo Roselli mira bien, desconfiando de sus ojos: "Si me rompo una pierna, caen cuando menos diez balcones limeños".

Bruno Roselli en la Quinta Heeren (Foto: Caretas)

Ha recorrido el mundo, personalmente y a través de los libros. "No hay balcón alguno en el mundo que se le parezca al limeño. Ni siquiera en el propio Perú encontramos nada parecido". "Usted puede encontrar en muchos países, patios bellos, puertas talladas, rejas, volutas en la fachada; todo, menos balcones".

En un momento, mirando el cielo con ojos alucinados, Roselli nos dijo: "Hay seres predestinados. Yo soy uno de ellos. No tengo familia ni intereses que cuidar. Puedo hacer temblar a bancos y arquitectos".

¿Los arquitectos? ¿porque los arquitectos? "No está usted de acuerdo, profesor, en que colocar balcones viejos en edificios nuevos tiene algo de antiestético?". "Absolutamente si. En algunos casos conviene no destruir la parte exterior bella de la edificación antigua. La construcción nueva puede hacerse un poco atrás, guardando respetuosa distancia de la antigua. Se ha hecho varias veces: basta citar el caso del edificio de las Empresas Eléctricas Asociadas. En otros casos, pueden hacerse edificios distintos a los que se están levantando en el centro en los últimos tiempos. Basta el ejemplo del Hotel Maury, del arquitecto Héctor Velarde, que con sus grandes líneas horizontales se presta hacer continuado por cualquier balcón o serie de balcones. Pero en cuanto a hacer a sumar a una delicada limeña por un balcón antiguo enclavado en el frío del metal y el vidrio de un rascacielos moderno sólo lo aceptó como una demostración extrema de que estoy dispuesto a muchas transacciones a muchas combinaciones con tal que no sea destrozado un balcón. Pero también estoy de acuerdo en que el contacto carnal entre las arquitecturas de ayer y la de hoy tiene que ser evitado a toda costa".

Los enemigos del balcón tienen infinitos recursos para ejercer su maldad. La primera salida del Quijote Roselli, aquella en que comenzó a gritar como un desaforado, fue de lucha franca entre el amor al pasado y el amor al dinero. Todo terminó con el grito del demoledor: "Yo voy a seguir; si a usted no le gusta, cómprese el balcón". El profesor fue a su casa, trajo dinero y se llevó el balcón.

Hasta el presente, ha logrado que 50 balcones sean instalados en edificios nuevos. Está dispuesto a comprar a precios razonables, "puesto que no soy capitalista, cualquier balcón que se me ofrezca", y está listo también a obsequiar un balcón a toda persona que se lo solicite para una casa. Sin publicidad, discretamente. "¿Donde guarda sus balcones profesor Rosseli?", "Ah! ese es un secreto de estado mayor".

(Foto: Caretas)

Hace años estuvo él en Nueva Orleans. Vió como un selecto grupo de ciudadanos decidió salvar el encanto de la ciudad, deteniendo a tiempo la destrucción de lo más añejo. Eso ha significado a la larga millones y millones de turistas norteamericanos y extranjeros que ven en el Vieux Carre de la hermosa urbe algo único en la inmensa Norteamérica de los rascacielos y las praderas. "Si yo pudiera encontrar el mismo respaldo que ellos, me lanzaría a un programa máximo de defensa de la vieja Lima. Pero sé que es imposible. Como todo tiene que reducirse en la vida, me reduzco a la séptima parte de la capital, precisamente a la Lima Cuadrada, como la he llamado desde el comienzo de mi campaña. Me reduzco a ese pequeño grupo de manzanas o "islas" que fueron dibujadas por Francisco Pizarro; es decir a las cuadras que van desde la Plaza de Armas hasta San Martín y desde la avenida Tacna hasta Abancay". Al borde de ese cuadrilátero o en el corazón de cada manzana no sólo no le molestaría, si no que le gustaría ver altos edificios. "Tan altos como el Ministerio de Educación, que me encanta. Mi Lima antigua aparecería como una copa preciosa, defendida por gigantes. No creo que sentiría horror por edificios de 20 o más pisos en Abancay o en Tacna".

Para la Lima cuadrada, propone un régimen especial. De acuerdo a él, debería comenzarse por proporcionar vivienda a quienes viven en los insalubres "principales" y callejones de la vieja Lima. Por otra parte, podría dejar en suspenso la congelación de alquileres parece zona, con tal de que los propietarios se comprometían a respetar determinadas normas urbanísticas. "¡Cualquier cosa hay que hacer con tal de salvar por lo menos lo poco que ya queda!".

(Entrevista realizada por Cesar Levano y publicada en la edición Nº 260 de la Revista Caretas, febrero de 1963)

SU VIDA

Su nombre completo era Bruno Carlo Dionigio Amulio Antonio Roselli Cooni, nacido en 1889 en Florencia, Italia. Por la década de 1950, él estaba enseñando Historia General del Arte en la Universidad de San Marcos en Lima, desde donde empezó a dirigir un movimiento para preservar balcones históricos de la ciudad. Uno de sus estudiantes en Lima, el futuro Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, le dedicó su obra "El Loco de los Balcones".

Luego de dar el primer paso las campañas continuaron. En 1961, su entusiasmo lo llevó a organizar un original concurso que premiaba con 250 soles a quien descubriera el lugar de Lima desde donde se viera parcial o totalmente el mayor número de balcones. El vencedor encontró 28 balcones en la intersección de los jirones Ucayali y Carabaya, tal vez el lugar preferido de Roselli.

La Crónica, 20 de junio de 1958
(Foto: oocities.org)

Cuando se iniciaron las demoliciones de las casonas para construir nuevos edificios, el profesor no pudo soportar tal atropello arquitectónico y compró, con su propio dinero, cada balcón que estaba en riesgo de desaparecer.

El profesor se acercaba a los obreros y negociaba el precio. Luego de hacer la compra llevaba los viejos balcones a un terreno cedido por uno de sus alumnos de la Universidad Católica. Una noche uno de los guardianes del inmenso terreno, queriendo combatir el frio, tuvo la desafortunada idea de encender una fogata iniciando un fuego que destruyó todos los balcones almacenados (Esta información gracias al Embajador Álvarez Vita, que fue alumno de Roselli).

A principios de la década del 70, el “Quijote” de los balcones ya estaba perdiendo las fuerzas. Enfermo y sin dinero, su salud decayó profundamente hasta que la muerte se lo llevó a las 5 de mañana del 24 de setiembre de 1970, a los 81 años.

Bruno Roselli desde el balcón de la Casa Beltrán, afuera la fachada de la iglesia San Marcelo
(Foto: Archivo Particular)

Bruno Roselli solía hacer labor didáctica por las calles de Lima con sus balcones
(Foto: Archivo Particular)

Roselli difundiendo la historia de los balcones limeños (Foto: Archivo Particular)

Uno de sus lugares preferidos: la plazuela de San Marcelo. Atrás, el balcón de la Casa Beltrán, que
seria demolido al año siguiente de su muerte (Foto: Archivo Particular)

Fuentes:

-Edición Nº 260, Revista Caretas: "El Quijote del Balcón"
-Huellas Digitales, blog de El Comercio: "Bruno Roselli, el Quijote de los balcones"
 (http://elcomercio.pe/blog/huellasdigitales/2010/09/bruno-roselli-el-quijote-de-lo)
-El Loco de los Balcones, obra de Mario Vargas Llosa
 (http://www.oocities.org/ellocodelosbalcones/index.htm)
-Vassar Encyclopedia, Bruno Roselli
 (http://vcencyclopedia.vassar.edu/faculty/prominent-faculty/bruno-roselli.html)