La dama limeña que murió de pie

Un verdadero manto de misterio rodeo la muerte y la fortuna de Maria Esther Puyrredón, una antigua dama limeña que vivió entregada a las practicas piadosas, y que un día se apagó al pie de su balcón, complicando las cosas a una serie de personas que vivían a su alrededor.

La señorita Puyrredon era aficionada a la música y alternaba los valses antiguos con melodías de Chopin y Liszt. Tenia espejos antiguos, bibelots de fina porcelana y mas de sesenta millones de soles de la época en efectivo, joyas, cédulas hipotecarias y bienes raíces. Los sábados enseñaba catecismo a los niños del barrio.

Era una viejita melancólica, que murió de pie, apoyada en el balcón de su casa, como si quisiera llevarse en los ojos la ultima visión de su Lima señorial, que ya cambiaba irremediablemente desde la década del 60. Vivió cerca de un siglo, trascurriendo su existencia entre trastos antiguos, una pianola con rollos de música antigua, muebles Luis XV, arcones con ornamentos de su tío, Monseñor Ismael Puyrredon, jarrones y lozas de biscuit. 

El misterio de su muerte, que ocurrió en forma imprevisible, esta relacionada con la muerte de su mayordomo, única persona que la vio con vida, y que sabia exactamente que paso, y que murió también misteriosamente ocho días después.

Heredera de las propiedades de su familia, sin hijos ni familia viva, pasaba sus días en la iglesia de La Soledad, donde aportaba grandes sumas de dinero que servían para el mantenimiento de este templo. Fue precisamente en este lugar donde conoció a Carmen Alva, casada y madre de 3 hijos, de quien se ofreció como madrina al saber que no estaba confirmada.

Iglesia de La Soledad, ubicada al costado del Convento de San Francisco

En retribución ella y su familia se fueron a vivir en el primer piso de su casa para atenderla y acompañarla. Allí compartían las habitaciones con otra anciana, sobrina del prócer Bartolomé Herrera. Maria Esther Puyrredon tenia un exacerbado cariño por sus cosas llenas de recuerdos, pero se había adaptado al uso de aparatos modernos, como el intercomunicador, por medio del cual sostenía largas charlas con su ahijada.

Tras su extraña muerte, quince días después fue encontrado el cuerpo de su mayordomo, que ya llevaba una semana muerto. No se sabe exactamente que sucedió. Tras estos sucesos, se inicio una dura batalla por la cuantiosa herencia de la viejita. Por un lado la nueva ahijada que decía que tenia una cinta magnetofónica, único testimonio donde doña Maria Esther la nombraba su heredera absoluta, por otro lado el Padre Víctor León de la iglesia de La Soledad, que afirmaba que ella dejo todo su dinero a la iglesia, finalmente por otro lado su abogado, que de un momento a otro apareció como apoderado de sus bienes en actos judiciales.

Una de las propiedades de doña Esther Puyrredon, hoy local del PPC en la Av. Alfonso Ugarte

Finalmente, ¿porque la hicieron enterrar en un nicho de tercera y temporal, si tenia un nicho perpetuo comprado por ella misma?, ¿fue en verdad millonaria?, ¿porque extraña coincidencia estaba sola cuando ocurrió su muerte?, ¿que misterio también rodeo la muerte del mayordomo, ultima persona que la vio con vida?.

Esta noticia, fue publicada en diciembre de 1968, ¿a mas de 40 años de este suceso, ya sabremos la verdad?

Fuente:
Revista Caretas, 27 de Junio de 1968