El Panteón Nacional de los Próceres es el Santuario que la Nación ha destinado para guardar los restos mortales de quienes dedicaron su vida y se inmolaron por la Independencia del Perú.
Este reciento evoca mas de tres siglos de historia, pues se debe a los padres de la Compañía de Jesús que llegaron a Lima en 1568, la idea de construir un local aparente para que se desempeñase como Capilla del Noviciado de los Jesuitas.
En 1613 la Capilla del Noviciado estaba casi concluida y en su construcción gravito el fervor religioso del acaudalado filántropo español Antonio de Correa, quien dono una considerable suma de ducados para hacer posible la obra que fuera replica de la que construyo en su tierra natal, la Villa de Valdemoro en España.
Pero el terremoto de 1746 destruyo gran parte de la estructura de esta primigenia Capilla, y un grupo de clérigos y laicos comprendiendo la necesidad de su reedificación, iniciaron la misma. La obra de demolición de la Iglesia del Noviciado, destruida por el terremoto, comenzó el 25 de abril de 1757. El desmonte era retirado en recuas de burros que llevaban hasta los extramuros de la ciudad amurallada, los materiales inservibles de la maltrecha construccion anterior. Finalmente pusieron la primera piedra de la nueva iglesia el 11 de mayo de 1758, entrando en servicio el 17 de enero de 1765, con la asistencia del Virrey Manuel Amat y Juniet.
En la nueva construccion se emplearon ladrillos fabricados en las ladrilleras de Santa Beatriz, la madera la traían desde Guayaquil y los adornos de España. Fue colocada la tapa de la sepultura con el rotulo "Del Fundador Antonio Correa" en la nave de la iglesia (en la actualidad ha sido trasladado a la parte central del costado derecho del primer piso).
El 27 de febrero de 1767, al firmar el rey Carlos III la Pragmática Sanción por la cual se expulsaba a todos los jesuitas de la América Española y de Asia, fue el Virrey Amat el responsable de ejecutar esta orden en Lima. Entonces, luego de esto se funda en el local del antiguo noviciado Jesuita, el Real Convictorio de San Carlos, bajo la dirección del precursor Toribio Rodriguez de Mendoza con la base de dos Colegios Máximos que funcionaban en Lima, el de San Felipe y el de San Martín que regentaban los jesuitas. Cerrado en dos oportunidades (1788 y 1818 por considerarse que en el interior de este centro de estudios se fecundaban las ideas libertarias que pronto se traducirían en la Independencia del Perú), es finalmente en 1867 que la Universidad de San Marcos se instala en este lugar.
Así llegamos al año 1921, cuando por Decreto Supremo el local que fue la antigua Capilla de noviciado Jesuita de San Antonio Abad llamada posteriormente San Carlos se convierte en sede del Panteón Nacional de los Próceres, siendo inaugurado el 10 de diciembre de 1924, por el Presidente Augusto B. Leguia, al cumplirse el Primer Centenario de las Batallas de Junín y Ayacucho.
En la actualidad, convertido en Museo, se puede visitar y conocer esta importante etapa en nuestra historia y rendir un homenaje de esta manera a las personas que hicieron posible que seamos un país libre.
Fotos del Museo
(crédito de las fotos: Paul Velz)
Oficina de Información del Centro de Estudios Histórico Militares del Perú.
Fotos: Paul Velz, Google Imágenes
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