sábado, mayo 5

La inauguración del monumento a San Martín

Era el 27 de julio de 1921. Con la ceremonia de inauguración de la nueva Plaza San Martín y el monumento, se iniciaban las actividades oficiales para la celebración del Centenario de la Independencia. Días antes se habían repartido tickets de ingreso para las tribunas entre allegados a instituciones publicas y ciudadanía en general, el monumento instalado ya unos meses antes había sido limpiado y cubierto con una tela, listo para su inauguración oficial.


En la tribuna oficial el presidente Leguia y sus ministros ademas de otros invitados extranjeros muy importantes, veían desfilar regimientos y bandas de música de las delegaciones de Argentina y España, curiosamente país invitado de honor a esta ceremonia. Llegado el momento de inaugurar solemnemente el monumento, Leguia se dirige al lugar desde donde debía descorrer la cuerda que hiciera caer la tela. De seguro las bandas militares entonaban sus mejores marchas, o el himno patrio, y de seguro se escuchaban las salvas de artillería que se estila en ceremonias como esta. 

El Presidente Leguia avanzo firme en medio de la expectativa de todos hacia el lugar donde debía descorrer el velo que cubría el monumento al Libertador San Martín, obra del español Mariano Benlliure, celebrado en Europa por una escultura similar de Napoleon atravesando los Alpes. Tiró una vez de la cuerda, y la tela no cayó. Volvió a hacer lo mismo una segunda vez y una tercera, y la cuerda no soltaba la tela que cubría el bronce del general argentino. Abochornado por este suceso, y en medio del murmullo general, quedo observando mientras sus allegados veían que había sucedido, las bandas de música continuaban tocando el himno patrio... 

Al descubrirse que un inoportuno nudo de la cuerda atascada en la oreja del caballo era lo que impedía develar el monumento, se decidió buscar entre el publico a alguien con poco peso que pudiera trepar y desamarrar la soga. Un niño, llamado Cipriano Artidoro Cossio, fue el elegido por el destino para trepar hábilmente por la cuerda y corregir el entuerto. Leguia por fin pudo jalar la cuerda mientras el himno patrio sonaba victorioso y se escuchaban -de nuevo- las salvas de artillería. El aplauso general prorrumpió en la Plaza, toda los asistentes saludaban sombrero en alto la inauguración del monumento a San Martín. 

Mientras tanto, las personas que habían ayudado a subir al niño por la cuerda, ahora trataban e ver la manera de hacerlo descender, pues al caer la soga y la tela, el había quedado atrapado en la parte superior, sentado con temor, y cogido de una de las patas del caballo, como se puede ver en la fotografía. Cuando todos se dieron cuenta de esto, muchos animaban con gritos al niño, para que demuestre valentía, mientras esperaba ser rescatado. Pocos minutos después, una compañía de bomberos llegaba al lugar con una larga escalera, con la que pudieron rescatar al héroe de esta ceremonia. 

Demás esta decir que Cipriano Artidoro Cossio fue la estrella de esta inauguración. Tan pronto pudo descender, fue saludado y estrechada su pequeña mano por la del Presidente Leguia, que ademas le dio una propina, iniciando una espontanea colecta con cuyo resultado fue agasajado nuestro héroe. Días después, la Municipalidad de Lima lo premió con un reloj Longines de oro, de la Casa Welsch. 

Esta es una anécdota de la inauguración de este monumento, tan apreciado y valorado en su momento y aun ahora, el cual demuestra el gran profesionalismo de su autor, y que no tiene ningún error en su ejecución, como equivocadamente señalan algunos textos... pero esa ya es otra historia.
Texto: David Pino

Véase también:
Anécdota de la inauguración del monumento a San Martín
La llama del Monumento a San Martín